Aprender a gestionar las emociones cuando tomamos decisiones supone un mayor autonocimiento. Muchas veces, en el trabajo estamos expuestos a una presión que, con frecuencia, desata las reacciones emocionales menos convenientes. Saber si estas emociones son negativas o positivas hará que logres un mejor desempeño en tu trabajo.
La emoción en la toma de decisiones
Pero, ¿qué es una emoción?
Es posible que a veces resulte complicado definir este término. Según Daniel Goleman, se puede explicar como un impulso acompañado de estados psicológicos y fisiológicos, que son consecuencia de una interpretación personal de la realidad. Por ejemplo, practicar el mismo deporte extremo puede generar alegría en unas personas y aversión en otras.
El psicólogo Robert Plutchik desarrolló una rueda gráfica en la que mostró ocho emociones básicas: confianza, alegría, miedo, sorpresa, aversión, tristeza, anticipación e ira. Según Plutchik, estas emociones serían como los colores primarios, que combinados, generarían otras emociones avanzadas, como el amor, la sumisión o el susto, por ejemplo. Por otro lado, Daniel Goleman, en su libro Inteligencia emocional, de gran repercusión, propone una herramienta para la gestión exitosa de las emociones.
¿Cómo gestionar las emociones cuando tomamos decisiones?
Cuando tomamos decisiones difíciles nos encontramos en el conflicto de discrepancia entre lo que dictan los sentimientos y lo que exige la razón. Para contrarrestar este hecho, existen algunas herramientas a tu alcance.
1. Prioriza los hechos. Cuando valores las opciones de las que dispones, primero limítate a los hechos, sin que haya interferencia de los sentimientos. Después ten en cuenta las emociones que estás sintiendo.
2. Identifica y diferencia tus emociones de una forma realista, así como las circunstancias que las producen. Sé comprensivo contigo mismo y con tu situación De esta manera también podrás ser más empático y comprender las emociones que sienten las personas que te rodean.
3. Determina los procesos mentales que generan la emoción que deseas gestionar. Las creencias, las experiencias previas y los pensamientos influyen en la forma en cómo nos sentimos. Trabaja sobre estos aspectos antes de evaluar una situación y tomar una decisión.
4. Ajusta la emoción a las exigencias del entorno. Conseguir objetivos y adaptarte a las diferentes situaciones es la meta por conseguir. Pero esto es muy difícil cuando estás desbordado por tus emociones.
5. De forma voluntaria, genera y transmite emociones positivas respecto a una alternativa. Así como la emoción se ve influenciada por los pensamientos, éstos también se ven influenciados por las emociones.
6. Desarrolla un alto nivel de empatía y utilízalo para decidir. Regula tu expresión emocional para evitar el impacto negativo en el entorno.
Emociones en el ambiente laboral
El tono de voz o el lenguaje corporal son, muchas veces, expresiones en las que reflejamos nuestro estado de ánimo de forma involuntaria. Por esa razón, lo más adecuado es aprender a gestionar las emociones interiormente.
En un ambiente laboral sano, donde se trabaja de forma armónica, los vaivenes anímicos no deberían afectar la toma de decisiones del equipo.
Según un estudio de iOpener Institue de Oxford, los empleados felices permanecen el doble de tiempo en sus tareas, tienen un 65% más de energía y su vinculación a la empresa es más elevada. Así que, en muchas empresas exitosas, la felicidad de los empleados es un factor de suma importancia. Desafortunadamente, este escenario no es el más común por ahora.
Si deseas lograr tus objetivos en la esfera laboral, y en cualquier otra, debes aprender a gestionar las emociones a la hora de tomar decisiones. Decidir es una acción difícil porque muchas veces el miedo a elegir la opción errónea es muy común.
Esperamos que con los pasos explicados en este artículo puedas evitar una reacción intempestiva y mejores tu gestión de las emociones.
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